Esta historia que les voy a contar es una historia muy personal que nos ocurrió como familia a principios de 2016. Todo comienza, cuando invito a salir por primera vez a la que hoy es mi bella esposa, la invité a cenar a un restaurante muy cerca de donde ella vivía, ya llevaba unos años de que me había movido a Guadalajara porque es un sitio que me fascina y toda mi familia nuclear seguía en CDMX.
La cena estaba fluyendo perfectamente, una excelente compañía, excelente plática, todo iba en sintonía, cuando de repente suena mi teléfono, era mi hermano, con el que si bien hablábamos frecuentemente, era muy raro que me hablará ya muy entrada la noche, por tal motivo decido contestar la llamada, voy al baño y me dice con voz angustiada, mi mamá está muy grave, la encontré tirada en su departamento casi sin signos vitales, vamos camino al hospital, te pasó a mamá, cuando me la pasa, de todo lo que dice, no se entiende una sola palabra, regresa mi hermano a la bocina, como verás está muy grave, el hospital al que vamos es al Español, me quedó con angustia a flor de piel y sólo me sale contestar, salgo de inmediato para allá.
Regresó a la mesa y a mi hoy esposa le comento lo que sucede y que me tengo que ir de inmediato a CDMX, la llevo a su casa y me voy de inmediato al aeropuerto, el vuelo mas cercano salía hasta la madrugada del día siguiente. Inmediatamente llegando a CDMX me dirijo directamente al Hospital Español que se encuentra ubicado al norponiente de la ciudad.
Ya en el hospital encuentro a mi hermano en terapia intensiva, donde me comenta que el escenario no es nada bueno, tuvo una complicación hepática renal mi madre y las probabilidades de supervivencia dependen ampliamente de mi madre pero con la frialdad de los números se marca un 30% de éxito, la sensación de la noticia es horrible, pero es momento de tomar decisiones y firmar papeles de consentimiento para iniciar procedimientos, a los que el doctor a cargo menciona probabilidades de cada paso a seguir.
Ya en el proceso de la primera espera por el primer procedimiento, orando en la capilla del hospital, mi hermano me plática como se dieron las cosas a detalle, cabe mencionar que mi mamá y mi hermano tienen una tradición telefónica muy particular siempre se hablan en la noche y cuando no le contestaba mi madre inició a preocuparse, de hecho previo a mi cena con mi cita, me pregunto si había hablado con mi madre a lo que respondí afirmativamente y que me contesto bien, pero que ciertamente la última conexión al whats fue a las 7pm., entonces como sentía que algo estaba mal se dirigió al departamento de mi madre, llegando al departamento, él no contaba con llaves, pero marcaba al teléfono celular de mi madre y al fijo y sólo se escuchaba pero no contestaba nadie.
Preocupado por tal situación, toca a los vecinos, de al lado, cabe mencionar que mi madre vive en un segundo piso, y pide apoyo entonces bajo al estacionamiento y ve que la ventana del cuarto de servicio, está abierta, entonces pide apoyo a los vecinos del piso de abajo y entre los vecinos de al lado y los de abajo, lo apoyan, para que improvisadamente agarrarán una escalera de aluminio y permitieran con ello ayudar a subir a mi hermano, accede al departamento y ve tirada a mi madre en su cuarto, lo demás ya está platicado al arranque de esta historia.
Para los que no han vivido espera en urgencias o terapia intensiva, la sensación es horrible y se genera una “hermandad”, entre los demás familiares que se encuentran en la misma situación e incluso se ora por la salud de todos los presentes y es un gusto el saber cuando un paciente mejora y es un dolor compartido cuando algún pariente de otro paciente recibe la mala noticia de que su familiar ya trascendió.
Mi madre estuvo en terapia intensiva tres semanas, donde tuvo dos procedimientos quirúrgicos, en terapia intermedia una semana y después de otra semana fue dada de alta. En todo ese tiempo estuvieron presentes familiares y amigos cercanos, preocupados por la salud de mi madre. Mi abuelo materno tenía un dicho que los verdaderos amigos, no se conocen en la fiesta sino en momentos que realmente importan, de hecho, acababa con la frase, de que podría faltar a una fiesta, pero a un hospital o en un velorio siempre estaría. Y nada más cierto, infinitamente agradecido con todos los que saben, que estuvieron en esos momentos tan importantes para nuestra familia y no sólo en ese proceso, sino en su proceso de rehabilitación.
Dentro de toda esta historia angustiante, como les comentaba, era la primera vez que salía en cita con mi esposa y en todo ese periodo, no hubo día que no estuviera al pendiente mi esposa del estado de mi madre, ustedes díganme, si no tomé la mejor decisión de mi vida cuando meses después le pido ser mi esposa.
Regresando a la historia principal, cuando nos dicen que va a ser dada de alta, llega el momento de las cuentas para con el hospital, en las que agraciadamente mi madre contaba con un seguro de una muy buena suma asegurada, que para una cuenta de 7 dígitos sólo se termino pagando unos 50 mil pesos y ese es uno de los principales motivos por los que me dedico a lo que me dedico y creo fielmente que este tipo de productos financieros protegen los patrimonios familiares, porque de no haberlo tenido, definitivamente a mi hermano y a mi nos hubiera puesto en aprietos.
Nos vemos la próxima semana en historias de un asesor, muy bonito fin de semana.
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